El viernes tocó madrugar para coger el avión y viajar a Varanasi, Benarés. Viaje de mas o menos una hora que nos lleva a uno de los lugares más impresionantes de India. Es India profunda en el mejor sentido de la palabra.
Está situada en la orilla oeste del río Ganges, y es una de las ciudades mas antiguas de India y de la historia de la humanidad. Es la ciudad del dios Shiva y del sagrado Ganges. Ambos dominan todos los aspectos de la ciudad. Encontrarse en Varanasi es encontrarse en el centro del hinduismo y Shiva, con Brahma y Visnú, son los tres dioses mas importante en el panteón hinduista de miles, millones de dioses.
El baño en el sagrado Ganges es fundamental para el hinduismo y a lo largo del río se suceden los "Ghats", escalinatas con templetes y pequeños santuarios, que conducen a las aguas del río y donde se realizan desde la higiene personal, se lava la ropa, se hacen las abluciones rituales y religiosas, hasta las cremaciones, que se consuman en "Gahts" específicos, para que las cenizas se las lleve luego el río. Cada "Gaht" es independiente, aunque cuando el río está bajo, como en esta época, se puede pasar facilmente de uno a otro; los mas importantes o mas sagrados son los que están situados en la parte central. Uno de ellos es el Dasashwamedha Ghat desde el que se puede caminar por callejuelas estrechas hasta el Vishwanath Temple, también conocido como Golden Temple, consagrado a Shiva como señor del universo. En los templos, incluidos los cristianos, has de entrar descalzo o con calcetines, y no se pueden hacer fotografías, pero seguro que se puede encontrar muchas en la red.
Callejear camino del templo o por las calles paralelas a los "Ghats" te proporciona una sensación extraña, nueva, diferente, lástima que se estén poblando de tenderetes para turistas. Otros templos que se pueden visitar son Durga Temple, o el nuevo Vishwanath de reciente construcción y cerca de la Benarés Hindu University, que tiene magníficos pabellones de principios del siglo XX.
Callejear camino del templo o por las calles paralelas a los "Ghats" te proporciona una sensación extraña, nueva, diferente, lástima que se estén poblando de tenderetes para turistas. Otros templos que se pueden visitar son Durga Temple, o el nuevo Vishwanath de reciente construcción y cerca de la Benarés Hindu University, que tiene magníficos pabellones de principios del siglo XX.
Varanasi es el lugar de la vida y de la muerte. Es la ciudad donde sientes los ritos hindúes, todas las mañanas y tardes se celebran las oraciones, "aarti", saludo al río y recitación de mantras, mientras suenan campanas y se ofrendan lámparas de aceite o velas. Las cremaciones se van sucediendo a lo largo del día.
¿Por qué viene la gente a morir aquí? La creencia hindú hace que en Varanasi a los moribundos Shiva les hable al oído y les salve al instante librándoles de mas reencarnaciones. Un paseo en barca por el Ganges a la salida del sol quizá ayude a entender estas creencias, realmente es maravilloso.
Muy cerca de Varanasi, hoy día unidos, está Sarnath y si Varanasi es lugar sagrado para los hinduistas, Sarnath lo es para los budistas. Aquí, en el siglo VI, Buda predicó por primera vez, "El sermón del Deer Park", después de lograr la iluminación.
Los musulmanes invadieron la zona y destruyeron la ciudad y sus monasterios. Queda en pie parte de la Estupa Dhamekh y toda una serie de restos arqueológicos interesantes, algunos de ellos recogidos en un museo digno de ver.
Actualmente es un centro importante del budismo con monasterios de diferentes países, templo reconstruido en nuestros tiempos y numerosos edificios. También se se trajo un esqueje desde Sri Lanka del "bodhi tree", heredero de aquel bajo cuyas ramas Buda hizo su primera predicación.
Si te planteas venir alguna vez a Varanasi, hazlo con mente abierta, es una ciudad donde te puedes encontrar a cada paso la vida y la muerte, devotos y turistas, ancianos y jóvenes, viudas con la cabeza rapada, aluviones de gente por todas partes en un ir y venir constante, gente meditando, rezando, bañándose en el río o bebiendo agua a la vez que al lado otro se enjabona. Un sin fin de actos y gestos que te harán estar con el ojo avizor, pero que no entenderás sin una mente muy, muy abierta.
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