lunes, 7 de abril de 2014

En las fábricas de ladrillos

Salimos de Gurgaon, Aran, Bea y yo camino de las fábricas de ladrillos, a conocer otra parte del trabajo de la ONG. Nuestro trabajo se desarrolla en Pahassour, en el estado de Haryana en colaboración con Don Bosco.

Tras un largo camino, aunque no son tantos kilómetros, llegamos a una llanura inmensa en la que destacan centenares de grandes chimeneas humeantes. Un paisaje parduzco con un aire entre pardo y negro que impide a veces ver el azul del cielo. Tras abandonar la carretera y tomar un camino de tierra , mas que tierra polvo de varios centímetros que se ha ido depositando a lo largo de años de trabajo en la fabricación de ladrillos. En medio de todo esto destaca una silueta en azul, el centro Don Bosco.

                       

Nos reciben los padres, son tres en estos momentos, al padre Joseph lo conocí en Madrid, en una visita que nos hizo hace unos meses. La recepción por su parte es lo mas calurosa que  os podéis imaginar, pero si esta lo fue, no menos por parte de los  profesores que atienden a los niños y maravilloso el encanto con el que éstos nos recibieron. Arancha estaba impresionada con ellos pues los veía con sonrisas abiertas y con miradas alegres. Lo que no siempre se consigue.


Aquí trabajamos con mas de 200 niños de las diferentes fábricas de ladrillos, ni mucho menos de todas, solo de unas pocas, ya que la labor social para conseguir que los niños dejen las fábricas y sus familias para acudir al centro es ingente y se desarrolla poco a poco. No es fácil.


No se sin contar en toda su crudeza la situación en que viven estos niños y estas miles y miles de familias. Creo que no es necesario. Os podéis imaginar lo que es vivir al lado de estos hornos en los que se hacen manualmente y se cuecen artesanalmente millones de ladrillos diarios. Vivir en casas que apenas tienen unos metros, hechas con los ladrillos mal cocidos y unas tablas o telas, sin agua, sin luz, sin nada mas que calor, que no necesitan por que el clima ya es de por si caluroso, y polvo, mucho polvo. Cuando ya por la tarde acompañamos al padre Joseph a una de las zonas habitadas se hizo muy difícil, muy duro enfrentarse a las miradas de las familias.



Fue una enriquecedora experiencia, por ver a ese gran número de niños sacados de las fábricas, por ver a un grupo de personas trabajando con ilusión por sacarlos adelante y por comprobar lo que la generosidad de los socios de Naya Nagar, los colaboradores y todos los que apoyan los proyectos son capaces de hacer.

1 comentario:

  1. Querido Jesús, Gracias por tu blog y por tus comentarios que nos permiten seguir tus pasos y actividades en Naya Nagar en India. Otros niños, otro país, otra época .....para dejar huella, una vez más, como lo has hecho en decenas de generaciones que hemos precedido a esos niños de la India. Espero que lo disfrutes tanto como lo harán ellos. Un fuerte abrazo.

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