De nuevo a madrugar para salir esta vez en coche hacia Agra, ciudad del Taj Mahal, apenas trescientos kilómetros la separan de Delhi. El viaje no se hace pesado, quizá por la ilusión. Paso la mañana en Agra, y retomo el camino hacia Jaipur, aquí el viaje se torna mas lento y pesado, sobre las tres paramos a comer en un restaurante de carretera, el Radjasthani Midway en Mahwa, estuve solo en el restaurante, pero comí bien y ¡con cerveza!. La llegada a Jaipur con las últimas luces del día me permitió hacerme una idea de esta ciudad rosa. Bien en el hotel, aunque la victoria del Atleti en la liga hizo que me acostara mas tarde. El domingo visita a la ciudad y sobre las tres y media vuelta hacia Delhi. Este trayecto de apenas doscientos ochenta kilómetros se hizo mas que pesado, seis horas. Camiones y camiones, mal estado de la carretera, paradas constantes, en fin, agotador.
En Agra no pensaba tener guía, pero el conductor me convenció, para que un amigo suyo me lo enseñara. Al final resultó estupendo, era profesor de Historia y nos entendimos muy bien, no solo viendo los monumentos, también hablando de historia, arte y alumnos. Me acompañó luego al Red Fort.
Que decir de este monumento tan citado en todas partes como uno de los grandes monumentos de la humanidad. Diré poco. Construido en el siglo XVII, cuando Agra era capital de los mogoles. Construido por amor, quizá mejor como agradecimiento del rey hacia la mujer con la que tuvo descendencia masculina.
Esta situado dentro un parque a orillas del río Yamuna, rodeado de jardines y detrás el río con mas parque al otro lado.
Está construido en mármol blanco con decoraciones de relieves sobre el propio mármol o con incrustaciones de mármoles de colores y piedras semipreciosas. Decoración vegetal, epigráfica, geométrica, la permitida por el Corán. El origen persa del arquitecto seguramente tuvo mucho que ver .
Es un canto al Paraíso entendido a través del Corán, no hay nada que quede al azar.
Es estupendo, maravilloso. Impresiona aunque lo conozcas de memoria por tus estudios, libros y fotografías. Verte delante es un placer que merece ser disfrutado.
Antiguo recinto amurallado de la capital. Es conjunto de ciudad residencial, palacios, patios y jardines y fortificaciones. Lo que llamamos una ciudad palacio, aquí varios, fortificada. También está construida a la orilla del río, pero distante del Taj Mahal mas de cuatro kilómetros, y en piedra roja. La base de las construcciones son de los siglos XVI y XVII, tiempo, como ya he dicho, en el que Agra fue capital del Imperio Mogol.
Taj Mahal
Que decir de este monumento tan citado en todas partes como uno de los grandes monumentos de la humanidad. Diré poco. Construido en el siglo XVII, cuando Agra era capital de los mogoles. Construido por amor, quizá mejor como agradecimiento del rey hacia la mujer con la que tuvo descendencia masculina.
Esta situado dentro un parque a orillas del río Yamuna, rodeado de jardines y detrás el río con mas parque al otro lado.
Está construido en mármol blanco con decoraciones de relieves sobre el propio mármol o con incrustaciones de mármoles de colores y piedras semipreciosas. Decoración vegetal, epigráfica, geométrica, la permitida por el Corán. El origen persa del arquitecto seguramente tuvo mucho que ver .
Es un canto al Paraíso entendido a través del Corán, no hay nada que quede al azar.
Es estupendo, maravilloso. Impresiona aunque lo conozcas de memoria por tus estudios, libros y fotografías. Verte delante es un placer que merece ser disfrutado.
Red Fort
Antiguo recinto amurallado de la capital. Es conjunto de ciudad residencial, palacios, patios y jardines y fortificaciones. Lo que llamamos una ciudad palacio, aquí varios, fortificada. También está construida a la orilla del río, pero distante del Taj Mahal mas de cuatro kilómetros, y en piedra roja. La base de las construcciones son de los siglos XVI y XVII, tiempo, como ya he dicho, en el que Agra fue capital del Imperio Mogol.
Los demás monumentos que tiene la ciudad quedan eclipsados por estos. Es una pena porque algunos son interesantes, pero Jaipur esperaba y el calor del mediodía, los numerosos visitantes indios no tanto extranjeros, y la contaminación impresionante que tiene la ciudad, desde el Red Fort apenas se vislumbraba la silueta del Taj Mahal, no favorecían el continuar visitando la ciudad. En otro momento.
Jaipur
A Jaipur se la conoce como la Ciudad Rosa debido a que se pintó de ese color, aunque es un poco albero, con motivo de la visita del príncipe Alberto de Inglaterra, gustó tanto que se mantiene así toda la ciudad vieja. Es como un inmenso decorado, aunque de edificios auténticos, casi a la manera de Guadalix para Bienvenido Mister Marshall.
Si alguien viene a India, si puede, que primero visite esta ciudad y luego Udaipur, al revés de como lo he hecho yo.
Destacar de esta ciudad su conjunto antiguo y el City Palace, residencia de los antiguos reyes, cuyos descendientes aún conservan parte del conjunto como residencia familiar. El título sigue existiendo como en Udaipur, pero con carácter honorífico no de gobierno.
Me gusto mucho el Amber Fort a las afueres de la ciudad. Está construido sobre una colina y aquí si predomina al exterior la sensación de fortaleza aunque tras los muros haya suntuosos palacios. La construcción es básicamente de los siglos XVI y XVII. Las vistas desde algunas de sus terrazas o ventanas hacia el lago o la ciudad son estupendas, como lo es también la vista de las murallas que recorren el perfil de las montañas de los alrededores.
Hay muchas cosas más que visitar en Jaipur como el Jantar Mantar, observatorio construido en el siglo XVIII y que parece mas una gigantesca escultura contemporánea, algunos de los instrumentos se siguen utilizando en la actualidad.
El Palacio de los vientos, Hawa Mahal, está concebido casi como una mera fachada y hoy ese encaje de miradores y ventanas es el símbolo fotográfico de la ciudad.
Podríamos añadir otros palacios, "havelis" y los numerosos templos, pero basta por hoy.
A veces un buen guía merece la pena, yo tuve la suerte de dar con uno estupendo, Vishnu, aquí también se ponen nombres de dioses, con el que pude no solo hablar de arte e historia, también entre una y otra de la vida diaria, de política, de las elecciones, pero no se pudo sustraer a llevarme de compras como buen guía.
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